Dos almas, un amor





Me acerque a ti y recogí tu mano sobre la mía, 
que ya inerte yacía ante mi,
esa misma que tantas veces con fuerza me cogió. 

 Noté el frio de la vida que parte, recorriendo cada poro de mi piel.

Cuando solo, quedó el silencio y el abandono, fue entonces, sin saber cómo, cuando sentí, como si tu alma, acariciara delicadamente la mía.

Perdí el lienzo de tu cuerpo, pero seguía viendo tus colores en todo lo que me rodeaba.
Perdí el calor de tus abrazos, pero no el abrigo del recuerdo de tu risa.

Se fueron tus caricias, tus besos, tu olor, tu mirada,
pero jamás se marchará de mi, 
la luz de tu amor, que en mi ser, 
cada día con más fuerza renace.

Al partir me dejas solo, al igual que un niño perdido, que no sabe donde ir.

Solo espero con calma y resignación, el día en que tu alma vendrá a guiar a la mía, 
hasta ese lugar donde el amor jamás muere, donde nuestra luz nunca se apagará.

Fuiste, eres y serás, mi única razón para seguir existiendo eternamente.









 

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